El viernes 23 de noviembre de 20:00 a 22:30, el Museo de Bellas Artes invita a disfrutar de una  velada con muy buen cine, como de costumbre. En esta coasión, la casa propone: The Square, un filme sueco dirigido por Ruben Östlund con mucho de sátira que ha sido premiado en Cannes.
 
En una sociedad consumista, el arte se ha convertido en una mercancía más. ¿De qué vale el arte si está ajeno a una realidad compleja donde se da, por ejemplo, la pobreza de inmigrantes obligados a pedir en la calle ante la mirada indiferente de los demás ciudadanos? Para hablar de estos absurdos, el filme muestra –con búsqueda de imágenes– el elitismo de los que más tienen, su vacío cultural y su hipocresía.

La escena pinta y es un resumen de lo que plantea The Square. Transcurre en un salón, en medio de una gala en un museo en Estocolmo. Se hace una performance ante lo más alto de la sociedad sueca. Es un juego de caza, con un animal salvaje (en verdad, un hombre con el torso desnudo, que anda en cuatro patas con unas muletas y parece un orangután) que los amenaza, y si los invitados se quedan quietos y no reaccionan, esto es, si se quedan con la manada, nada les sucederá.

Christian, el curador del museo en Estocolmo está por abrir una exposición, de la obra que lleva el título de la película ganadora en Cannes de la Palma de Oro este año, y nada parece salirle bien. Le roban el celular, la billetera y los gemelos en la calle, sin que se dé cuenta, y entra en un espiral de agresión y violencia para recuperarlos, a partir de una carta, que le traerán consecuencias.

Östlund plantea la corrección política y la embarra aún más con los despropósitos de la clase poderosa, sea como la manada que marcha a comer, o ataca, o que aplaude obras que son más para la sátira que otra cosa.

El director tiene maestría a la hora de generar tensión, poner a Christian contra la pared y demostrar que la libertad y la creación no son infinitas, que en la sociedad tienen, lamentablemente o no, un límite. O al menos un costo, cuando las cosas a uno se le van de las manos, sea un performance o una apuesta a un video viral.

Östlund es consecuente con esto. Trata temas como el arte moderno, la banalización y bastardeo del periodismo, los vagabundos, el racismo. Quizás abarque demasiado, aunque su relato dure casi dos horas y media.