Por el Profesor Darío Andrés Núñez, integrante de la Asociación Belgraniana de Goya, de la Asociación Cultural Sanmartiniana Goya y del Instituto de Investigaciones Históricas y Culturales de Corrientes.
El General Martin Miguel de Güemes nació el 8 de febrero de 1785, en la ciudad de Salta, en el seno de una familia culta que le brindó una buena educación. Además, aprendió las labores camperas en la finca y conoció las costumbres gauchescas.
Desde muy joven inició su carrera militar. A los catorce años se enroló en el Regimiento Fijo de Infantería. En 1806 y 1807, durante las Invasiones Inglesas, participó en la Reconquista de Buenos Aires. Fue allí donde realizó una hazaña pocas veces vista en la historia: tomó con una carga de caballería el barco “Justine” de los británicos, los hizo rendirse y capturó su bandera de guerra. Por su arrojo, fue condecorado como “Reconquistador y Defensor de Buenos Aires”.
Durante la Revolución de Mayo, adhirió a la causa patriótica. Debido a sus méritos y su origen salteño, integró el Ejercito Auxiliar del Alto Perú, con el cual, se cubrió de gloria en la batalla de Suipacha.
Posteriormente, fue designado para llevar a cabo una importante misión. La misma consistió en cuidar la frontera norte y contener al enemigo para que San Martín pudiera preparar el Ejército y cruzar los Andes.
Años más tarde, en 1815, fue elegido Gobernador Intendente de Salta por clamor popular. Se presentó como el protector de los pobres y el más decidido partidario de la revolución. Sin embargo, no tuvo la simpatía de la clase adinerada ni de Buenos Aires, pero contó con el apoyo del pueblo y con el de su hermana María Magdalena «Macacha» Güemes de Tejada.
Como Gobernador, dirigió mejor la defensa de la frontera norte. A pesar de que no contó con suficientes recursos ni hombres, utilizó su inteligencia y creatividad. Por eso, empleó la guerra gaucha para debilitar al enemigo y retrasar su avance.
Cabe destacar la ferocidad de su tropa de gauchos, llamados los “Infernales de Güemes”. Ese nombre se debió a que provocaron un verdadero infierno a los realistas. Gracias a sus conocimientos del lugar, apoyo del pueblo, valentía y arrojo, pudieron repeler seis invasiones realistas en las que se contabilizaron más de 23.000 enemigos bien preparados. Además, la campaña güemesiana permitió ganar tiempo para que San Martín preparara las expediciones a Chile y Perú. En suma, la guerra gaucha fue un episodio central en la Guerra por la Independencia.
El 7 de junio de 1821, los realistas lo emboscaron y, en el fragor del combate, fue herido por una bala. A pesar de ello, pudo resguardarse en una hacienda a dos leguas de la ciudad. Pero tras varios días de sufrimiento, pasó a la inmortalidad el 17 de junio de 1821, a los treinta y seis años de edad. Su austera muerte se produjo en la Cañada de la Horqueta, cerca de la ciudad de Salta. Fue el único general argentino caído en acción de guerra exterior.
En definitiva, encontramos en Güemes una figura heroica, honrada y patriótica. Gracias a su firmeza y convicción, el país pudo mantener su integridad territorial e independencia. Sin él, no podría haber triunfado la campaña libertadora de San Martín.
El propio Bartolomé Mitre resalto su figura de líder: «Salta correspondió a las esperanzas que en ella había depositado la república entera, y el caudillo que la dirigió en esta desigual y gloriosa lucha se hizo acreedor a la corona cívica y a la gratitud de sus conciudadanos. Los honores que en vida se tributaron a Güemes fueron merecidos.»
Sin lugar a dudas, es uno de los grandes próceres de nuestro país y por lo tanto, se merece los más altos honores.
Para finalizar, resulta oportuno citar una eximia frase del mismo: “Mis afanes y desvelos no tienen más objeto que el bien general y en esta inteligencia no hago caso de todos esos malvados que tratan de dividirnos. Así pues, trabajemos con empeño y tesón, que si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria, que es la recompensa que deben esperar los patriotas».
¡Gloria y Honor al General Don Martín Miguel de Güemes!