Por la Profesora Nancy Bianchetti

Esta “Tierra hermosa” según reza nuestra Canción Oficial, en la  pluma de Edgardo “Canario” Beltrán, celebra su Bicentenario, tomando la fecha del  3 de junio de 1825 en que, el entonces Gobernador de la provincia de Corrientes  Don Pedro Ferré, informó al Congreso sobre la delineación de sus ejidos.

Su historia se remonta a épocas ancestrales en que  las culturas originarias plantaron las raíces de lo primigenio y vivieron en el imperio de la palabra como elemento primordial de su sabiduría.

Esta condición ágrafa en esencia, daría lugar a un bagaje de entendimiento del mundo y de la vida, transmitido oralmente y omnipresente, en todo el camino del ayer así como en las más  tradicionales prácticas del hoy. En efecto, si de la etapa  prefundacional bellavistense se trata, ésta guarda una rica historia  que involucra a actores colectivos e individuales que se desenvolvieron en diferentes puntos espaciales de lo que hoy es su jurisdicción departamental.

Durante la colonia, formaba parte del sistema de comunicación entre Buenos Aires- Corrientes-Asunción, las postas de correo de  Desmochado, Isla Pelada, Garzas y Ambrosio. Los parajes Juan Díaz, Cebollas e Isla Alta eran  asientos de estancias, antes de 1825.

En  Las Garzas fue  fundada  una  reducción de nativos abipones, hacia 1773, luego fue cuartel general  para de defensa de las poblaciones, a través  de cinco fortines sobre el río Paraná: Ibabiyú, Las Tunas, El Potrero,  Punta Chamorro y Crucecita.

El origen del poblado de Bella Vista

En  este último lugar, en 1825, nació el poblado de Bella Vista por determinación del Congreso General Permanente y  la efectivización de Pedro Ferré,  ideal, desde lo económico,  debido a su condición de puerto natural que permitía atracar a los diversos barcos que atravesaban las aguas del Río Paraná.

Su población fue creciendo y arraigándose con naturales aborígenes, ( aparecen nombres como Santos Gueyaná, Chandé y Aramay ) alrededor de cuarenta familias criollas de las más pobres de la provincia para incentivarlas al trabajo, favoreciéndolas con semillas y con ganado; algunas familias de color –según tradición oral conservada- quienes se establecieron al sur de la población y poco trato recibían de la sociedad del centro;  y desde los tiempos de su fundación, con la llegada de inmigrantes,  buscando espontáneamente un lugar que les permitiese progresar en actividades agrícolas y comerciales.

La Virgen de Caá Caraí

La llegada de la imagen  guaranítico jesuítica  de la Virgen de Caá Caraí significó el nacimiento de una devoción. La primera Parroquia fue creada, instituida y erigida el  22   de febrero de 1.827.   

La impronta de los inmigrantes

Nuevas ideas, pensamientos, ciencia y sobre todo literatura se instalarían en los hogares de las familias de inmigrantes que llegaron a la localidad hacia mediados del siglo XIX amén de la apertura demostrada en la recién  sancionada Constitución Nacional.

El arribo de estas familias le daría una fisonomía particular a la ciudad. Los italianos se agruparon hacia 1888 en la Asociación Filantrópica Giordano Bruno pasando a denominarse, en 1901,  Sociedad Filantrópica Italiana Umberto I en homenaje al Rey de Italia  que había sido asesinado ese año.

Otras familias, poblarían la zona, incentivadas a través de empresas colonizadoras, portando  sus costumbres, creencias, idiomas y conocimientos. Así nacieron las Colonias Progreso (1888) y Tres de Abril (1895).                                                       

Aquellos  pobladores bellavistenses tenían empuje, ansias de adelanto y de superación pero debieron atravesar diversas fases de padecimientos y de saber sobrellevar los  sucesos históricos que  fueron hitos en el camino hacia el  desarrollo social, cultural, espiritual: las luchas civiles, las horas rojas de la invasión paraguaya (1865) que suscitaron un clima social de desesperación y de pequeñas- grandes acciones heroicas, desde los hombres, mujeres, ancianos y niños que resistieron en el pueblo y en el campo. Asimismo durante la epidemia de fiebre amarilla (1871) que enlutaría nuevamente a la villa.

La ciudad renació. Era un centro que absorbía la actividad comercial de la región y ocupaba el tercer rango en el Litoral por los capitales en movimiento, siendo éste, un factor que propició la creación de la sucursal del Banco Nación en los inicios de la década de los 90.

En ese renacer fue notable la edificación privada en general y la edificación pública: edificio municipal (1888), Mercado (1888) Tablada o Matadero (1887) Aduana y Resguardo, en el puerto (1864), Cementerio (1871), Hospital El Salvador (1894). También habían sido construidos el nuevo templo de la Iglesia y la Escuela Graduada. La plaza central fue modernizada. Ya había abierto sus puertas en el centro urbano, la primera biblioteca popular de la provincia, en respuesta a la ley de Sarmiento.  

El comienzo del siglo XX encontró a la Ciudad de Bella Vista en medio de una importante movilización económica, social y cultural como continuidad de la iniciada a fines de la centuria precedente. Aun cuando el número de industrias y negocios había comenzado a disminuir debido principalmente a una cuestión impositiva, en el campo, los establecimientos ganaderos se tornaban importantes y las quintas de naranjos ya producían fecundamente con los consecuentes resultados ventajosos en materia comercial además de las actividades  industriales y ganaderas.  

En 1925, fueron vividos los fastuosos festejos del Centenario de la fundación, desde los más aristocráticos hasta los más populares, con trascendencia provincial y nacional, y sin que faltaran la investigación histórica acerca de la exactitud de la fecha fundacional y la controversia al respecto, unidas a las orientaciones partidarias de sus protagonistas y a los medios de prensa que la difundían. 

En la década de 1950, la creación del INTA (1956) en el departamento, daría lugar al espacio de la investigación agraria y a la intervención profesional en el área rural incluyendo por ejemplo los Clubes de Líderes Rurales.

 Por entonces, los acordes de hijos de Bella Vista ya tenían trascendencia en el género musical del chamamé, continuando a Pedro Mendoza y su obra “A Bella Vista”, otras tantas figuras por ejemplo, las de Rubén Miño y los hermanos Vallejos.

En la segunda mitad del siglo, el perfil de la industria se configuraba con fábricas de jugo, de dulces, de frutilla, galpones de empaque, y se sumaba una planta textil que traería cambios a la dinámica socioeconómica del lugar.  

El 8 de septiembre de 1989, la música chamamecera regional se vistió de luto con el trágico accidente acaecido en la costanera local y daría lugar a la gestación de un nuevo significado cultural al lugar en el que se emplazaría una plazoleta y sería –como lo será siempre- un punto de encuentro emotivo y de homenaje merecido a los músicos allí fallecidos como a quienes lograron sobrevivir.

La década del 90 encontró a “la Bella”, en una ampliación edilicia que extiende los ejidos urbanos, una población en aumento constante, un movimiento turístico centrado en el río y sus riquezas. Se continuaba el trabajo tesonero en los distintos circuitos productivos, siendo la actividad citrícola afectada por diversos factores. Creció  y tomó fuerza el área hortícola en cultivo bajo cobertura. No obstante, la Fiesta Provincial de la Naranja se  mantenía como símbolo de sus habitantes.

Surgieron movimientos encaminados hacia el Arte, la Literatura, el Teatro Vocacional, la Pintura, la Escultura  realizando muestras y eventos locales así como participaciones en distintos lugares de la Provincia, demostrando que la unión de inquietudes puede transformar lo posible a través de acciones creativas. Los jóvenes comenzaron a  expresarse no sólo en los establecimientos estudiantiles sino en  otros espacios públicos, en la música y en el mundo de la informática. 

El 2025 nos encuentra  con intensos y emotivos festejos, muestras de un renacer del que sentimos orgullo y que nos señala la línea de un presente en lucha y logros, que no tendrá fin. El HOY bellavistense tiene como ícono triunfal a la Estatua de la Libertad que ha sido erigida nuevamente en su pedestal después de aquella trágica madrugada  de 2023 en que la localidad fue devastada por un fenómeno climático nunca antes experimentado.

Los hijos de Bella Vista, protagonizamos el devenir histórico, bulle la algarabía, la ciudad se viste de colores telúricos, el atardecer se pinta en el horizonte ribereño, más exorbitante que nunca. La Vista es tan Bella!!!!

Lic. Nancy  Bianchetti

Bella Vista- 2025

*Gran parte de este texto tiene como fuente:  BIANCHETTI, Nancy-INSAURRALDE, Silvia. Una mirada a nuestra historia. 2014.